Sol, calor, cloro, mar, aires acondicionados…lo normal es que nuestra piel quede deshidratada y más apagada después del verano.
Os cuento los dos pasos esenciales para recuperar la salud de la piel y prepararla para el invierno
1) Exfoliación:
La exfoliación elimina las células muertas de la piel, la renueva y limpia los poros. La piel queda más sana y luminosa, y absorberá mejor los productos que se apliquen sobre ella.
Durante el año se recomienda exfoliar entre 1 y 3 veces por semana en función de las necesidades de la piel de cada uno (se trata de eliminar suciedad e impurezas pero sin llegar a retirar la protección natural de la piel). Es importante tener en cuenta que la sobre-exfoliación no es nada buena pues deja la piel desprotegida. Por lo mismo, en verano lo suyo es reducir la exfoliación a un tercio -máximo una vez a la semana- ya que necesitamos especial protección (frente al sol, sobre todo).
Cuando ya no vayamos a tomar tanto sol, lo primero que necesita nuestra piel es una buena exfoliación y que retomemos el ritmo de exfoliación habitual.
Recomiendo utilizar sólo exfoliantes físicos suaves: con textura más parecida al polvo en lugar de granos duros como en el caso de los hechos con azúcar o café, que pueden producir rajitas en la piel. Mis exfoliantes favoritos son el FACIAL EXFOLIANT de Wisdom Cares (28€ – tenemos descuento con el código: WROCKS10) y el de Mamita Botanical (LIMPIADOR EN POLVO Y MASCARILLA NUTRITIVA Y CALMANTE – 32€).
2) Un extra de hidratación
Con la piel exfoliada, pasamos al paso más importante: una hidratación intensa.
En verano la piel se deshidrata desde fuera y desde dentro (se produce también una deshidratación interna que repercute en la piel). Por eso, en otoño, necesitamos más hidratación, tanto a nivel externo como interno.
Para la hidratación interna, se debe aumentar el consumo de agua y líquidos cada día (1,5 o 2 litros por día en función del cuerpo de cada uno) y comer muchas frutas y verduras, que además de hidratar aportan nutrientes muy necesarios para la piel. También conviene evitar o reducir mucho el alcohol, la cafeína y los alimentos muy salados, pues contribuyen a la deshidratación.
A nivel externo, hay que aumentar la hidratación a través de nuestros productos de belleza. Lo primero es respetar escrupulosamente nuestra rutina diaria (3 pasos esenciales: limpieza, tonificación e hidratación) y tratar de realizarla mañana y noche todos los días. Conviene intensificar el tercer paso con un producto de hidratación más intensa de la habitual. Lo ideal es una mezcla de aceites muy hidratantes y antiarrugas como el aceite de cara ROSEHIP NEROLI de Wisdom Cares (42€ -código de descuento: WROCKS10-).
Además de la rutina diaria básica, en otoño también hay que aumentar el uso de mascarilla hidratante. Durante el año, se recomienda utilizarla 1 vez a la semana, pero en otoño, lo recomendable es utilizarla 2 veces por semana durante un mes por lo menos.
Para las que no tengan en casa una mascarilla hidratante, como no quiero fomentar el consumismo, os propongo una mascarilla casera. Se pueden utilizar todos o algunos de los siguientes ingredientes: (i) un aceite vegetal (almendras, coco, rosa mosqueta o aceite de oliva virgen incluso –ecológicos, mucho mejor-), aloe vera puro (para quien tenga la planta en casa), yema de huevo, aguacate o plátano y pepino. Se tritura todo con una batidora y se aplica la mezcla sobre la piel exfoliada, dejando actuar 20 minutos. Sirve para cara y cuerpo. Lo recomendable es hacerla en cantidad para un sólo uso, pero si os sobra podéis congelarla y usarla de nuevo otra vez (probablemente haya que volver a batirla).
Por último, siempre es importante cuidar también las 4 claves para frenar el envejecimiento y mantener una piel sana: una alimentación saludable, suficientes horas de sueño, reducir al máximo el estrés y… sonreír a la vida.
Espero que esto os ayude a tener una vuelta de verano llena de energía.
Connie B. (@wrocks__)
