La cosmética convencional utiliza químicos sintéticos con riesgos graves para la salud y el medioambiente.
¿Sabes qué contienen realmente los productos de belleza que utilizas diariamente?
¿Y qué consecuencias pueden tener esos productos en tu cuerpo?
Hoy quiero contaros por qué defiendo la cosmética natural y clean (sin ingredientes potencialmente perjudiciales).
Soy partidaria de la variedad de puntos de vista, gustos y formas de vida, así como de no tratar de imponer mis ideas/objetivos a otros. Pero en el caso de la cosmética natural reconozco que incumplo este principio: trato de convencer a cada persona que encuentro de que utilice sólo cosmética natural y lo más clean posible. Con la mano en el corazón pido disculpas a quien pueda ofender con ello, pero en este post os empiezo a explicar por qué pienso que pasarse a la cosmética clean es un cambio beneficioso e incluso necesario para todos.
Normalmente tenemos en casa una enorme cantidad de cosméticos: cremas, jabones, pasta de dientes, maquillaje, desodorantes…. Y no sabemos qué llevan esos productos, sus efectos y beneficios, enmascarantes o adversos, y de dónde provienen. Esto no es ninguna tontería: la piel es el órgano más extenso de nuestro cuerpo y absorbe gran parte de aquello con lo que entra en contacto.
Los cosméticos convencionales (con este término nos referimos a los que no declaran ser naturales y/o orgánicos) suelen estar cargados de químicos y sustancias innecesarias que son, en muchos casos, causantes o precursores de muchos problemas: desde dermatitis, pieles grasas y acné hasta enfermedades más graves como asma, problemas reproductores y cáncer.
Aunque no todos los ingredientes químicos que se utilizan en la elaboración de cosméticos son perjudiciales, una gran mayoría sí lo son.
En cosmética/belleza se utilizan más de 10.000 ingredientes y sólo conocemos los efectos del 20% de esos ingredientes. De ese 20%, se sabe que muchísimos pueden conllevar perjuicios graves para nuestra salud. La industria cosmética sigue utilizando ingredientes potencialmente tóxicos en una cantidad reducida, porque la normativa permite estos ingredientes nocivos, ya sean de origen sintético o natural, siempre que no superen determinadas cantidades.
Además, muchos de los sintéticos de la cosmética convencional que no parecen perjudiciales para la salud, son contaminantes, no se degradan fácilmente y no pueden eliminarse del agua en los procesos de depuración.
Los que defendemos la cosmética “clean” pensamos que ningún producto debería contener ingredientes tóxicos (para nosotros o el medioambiente), ni en la más mínima cantidad. El uso –a diario o regular- de esos productos junto con el consumo de otros productos que pueden contener los mismos tóxicos además de otros químicos sintéticos, hará que superemos fácilmente la cantidad “segura” de tóxicos, que se van acumulando en nuestro cuerpo.
Además, es importante tener en cuenta que la mayoría de tóxicos o ingredientes con riesgo que se utilizan en cosmética no tienen un beneficio real sobre la piel. La mayoría se utilizan para aparentar un beneficio en la piel o con objetivos accesorios: se utilizan como conservantes o antioxidantes, para estabilizar la fórmula, para que huela bien, o simplemente para cambiar el color o mejorar la textura del producto. ¿Increíble que pongan en riesgo nuestra salud (y el medioambiente) con cosméticos que ni siquiera van a mejorarnos realmente la piel, no?
Por estas razones nace, como alternativa a la cosmética convencional, la cosmética natural y orgánica.
Aunque también hay tóxicos de origen natural, éstos no suelen utilizarse en los productos de belleza naturales y orgánicos buenos (de marcas responsables). Como explicaré en otro post más delante, desgraciadamente hay marcas de cosmética natural que no cuidan este aspecto lo suficiente e introducen junto con ingredientes naturales saludables algunos que no lo son tanto. No obstante, la proporción de ingredientes con riesgos que podemos encontrar en la cosmética que ni siquiera es natural siempre va a ser mucho mayor.
En cualquier caso, por eso es necesario hacer también un filtro a la hora de comprar cosmética natural o sostenible, porque no nos podemos fiar de cualquier producto que afirme reunir esas características. Por eso, a mí me gusta más hablar de cosmética clean que de cosmética natural simplemente, porque “clean” implica que el producto está libre de todo lo que pueda ser nocivo para el ser humano o el medio ambiente (lo que ya implica por ello que sea natural).
Para el que quiera entender con más detalle el problema de los químicos sintéticos en la cosmética, os dejo el link al vídeo “La verdad de los cosméticos” que lo explica muy bien y resumido.
Y con esto os dejo por hoy, pero en el siguiente post hablaré un poco más sobre este tema, por si alguno no está aún del todo convencido ;).
Connie B. (@wrocks__)